Pasa ná
NO A LA GUERRA
Es verdad:
Somos esclavos de un sistema
totalitario, ladino, perverso.
El punto de inflexión que les propongo
es salir de la cápsula impostada,
obligarse a pensar:
¿Por qué tanta gente, supuestamente
intelectual, culta y honesta
anda denostando la Política,
como herramienta válida
para cambiar este estado de cosas
y proveer a la Liberación?
¿No conocen más modo de luchar
que la barbarie y las armas bélicas?
No debería resultar difícil
“salir de ese armario”,
en sentido figurado,
cantar la misma estrofa en cada calle,
y terminar con laxas mentiras aberrantes
que nos dicta el imperio bipolar:
izquierd…/drech…/ y march;
con proscripciones y censuras,
listas negras,
tortuosos malestares
del palo y a la bolsa.
Ya sé que me dirán:
“Esto no es un poema.
Ni siquiera parece”.
Yo les puedo jurar que he medido cada verso
con precisión de sastre
y cinismo de corrector.
Que la poesía se encauza
donde camine la Justicia,
donde busques la Paz que has consensuado,
donde el lenguaje oral,
escrito o gestual, cambie el curso
de la rueca oxidada.
Yo les puedo jurar, también,
que estoy hablando en serio.
Que el anarquismo es bosta del pasado
que abonó el sentimiento libertario
pero eso no va más:
Basta ya de chamuyo, compañeros.
Los manipuladores son los menos,
aunque hagan mucho ruido.
No hace falta decir lo que presienten,
que la vida pasó como un suspiro,
y hemos visto peleas detestables,
sin explicarnos el porqué de tanta inquina.
Quizás lo hemos captado un poquito mejor.
Ahora somos viejos, somos sabios
no añoramos el sol de los veranos.
Podemos decidir por nuestra cuenta,
señalar al indigno,
compartir las raciones
y decir con sonrisa de mamá en aprietos:
-Vamos chicos, hay que amigarse,
discutan lo que quieran,
conversen o negocien,
abran juego
y no fastidien más al adversario
porque es aliado y los está esperando
en la cancha de fútbol;
salten al elástico, como antes
y griten truco en húmedos torneos
del club o el campamento;
salgan a corretear a las nenas señoritas,
sin pensar en la miseria,
ni en la sangre ni en el odio.
Juntitos, sin miedo en los corazones.
Dénse la mano.
Pasa ná.