Tú y yo
(versión libérrima de un poema de blogger anónimo)
Tú,
sí,
Tú.
Yo ahora
quiero hablar de la Luna,
con o sin prosodia,
en verso, afónica,
en porteño, en español,
en jerigonza.
Hablar de lo que quieras
como quieras,
cuando quieras;
decir
la Luna se ha enfadado
porque volqué la rosa de los vientos,
la rosa del jardín rosado,
el poema con sangre macilenta
derramada en hispánicas batallas.
Quiero poner la palabra tú
en cada uno de mis versos,
ser narcisista ante un espejo ajeno,
gozar por ser engreída entre tus brazos,
vanidosa, ridícula y hermosa,
hacer y decir todo aquello que ames,
lo que sea que odies,
qué más da,
creer en hadas, magas, brujos, sanadores,
en ungüentos, pócimas,
en trastiendas y en experimentos,
en falsas culebras, en dragones de oro líquido,
o pantuflas de lana,
creer en cualquier cosa,
con tal que tú me pidas que lo crea.
Hubo en otros tiempos,
leyendas y canciones
de guerrilleros descamisados
-¡Viva Perón, carajo!
Pero no eras tú quien rondaba esas murallas
pedestres y argentinas.
En tus gemidos decías Hola,
princesa.
Comprenderás que el hábito no hace al monje
y la fortuna no está
dentro de un casino monegasco.
Mi criterio racional se enfurecía contigo.
Cuando tengas a bien
ser un republicano virtuoso,
por inciso,
ven a verme debajo de la parra,
tráeme un abanico adamascado
mas, no se lo digas a nadie.
Calla, por mi gloria y la tuya.
No es que mi voluntad
sea un viraje inapropiado
hacia tu vuelta,
es que esta noche estoy triste
y duele tanto.