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jueves, 12 de agosto de 2021

Una dulce rutina

 

Una dulce rutina

 

El amor es trabajo

y una dulce rutina de momentos

que logran abatir

el miedo encarnizado por las usurpaciones

con que instala la muerte

su dominio de reina inevitable.

 

El amor nos aliena,

al igual que el cansancio que dejamos

hundido en una fábrica de cunas

o ahogado en una tabla de madera.

Sufrimos por tenerlo

si escurre entre las manos;

sufrimos por perderlo en la penumbra

sin saber bien porqué

ni si habrá un regreso

al dónde, al cuándo, al siempre,

del cruel que nos agobia

marcándonos la piel con su tatuaje.

 

El amor no envejece a las personas;

son aquellos que amaste quienes salvan

con su tersa y lozana rebeldía,

contraria del oculto infortunado.

Los hombres son las horas deliciosas

que gozaste en sus brazos.

 

Porque labor y vida son sinónimos

y amar y morir tan

parecidos al viento y a la espuma,

que apenas se asemejan al tiempo en el que existes.

 

Si el amor como piensas, te devana los sesos,

no sepas de otro tanto que te encanilla el alma.

No sepas o no quieras

saber lo que ya sabes.

Solo soy vagarosa mensajera,

viviendo en periferia y rebeliones

sacudiendo pachorras de la tarde.