Las compuertas del
infierno
Hay que construir compuertas,
diques, canales
al yo que nos asesina.
Hay que derrapar por los manglares
de una naturaleza desbordada
y resolver los enigmas del Otoño.
Llegar a otros sitios
deshabitados por hombres ciudadanos
que no conocen de cuchillos y escalpelos,
ni de pasta enloquecida.
Hay que retomar las barcas
que nos llevan de esta muerte sin destino
Y volverse mago, hereje, monje,
científico, astronauta,
filántropo del camino,
jugador de tute cabrero,
traficante de vírgenes sin desvarío
y sin sueños.
Hay que amortizar los empeños,
dejar a un costado los pecados capitales,
y fornicar robando hasta la última hora.
Apresurar el adulterio con la mujer de tu amigo.
Vivir en un segundo
el segundo que es tu vida.